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edificio de la enfermería

La llegada masiva de resistentes en octubre de 1943 permitió que la vida cotidiana así como la situación sanitaria se mejoraran. Los detenidos políticos lograron ocupar puestos clave, como fue el caso del doctor Paul Weil, quién dirigía la enfermería. Este edificio desempeñó un papel de primer orden siendo un lugar de encuentro entre los detenidos de varios patios. Georges Dunoir, resistente encarcelado en Eysses, logró hacer entrar dentro de la central una radio emisora que luego fue escondida en el local del dentista.

Autores : comité de redacción - Traducción : Paulina Brault.
Fuentes : Asociación de Amigos de los antiguos detenidos patriotas de la Central de Eysses (Amicale des anciens détenus patriotes de la centrale d’Eysses), L’insurrection d’Eysses, éditions sociales, 1974. Corinne Jaladieu, La prison politique sous Vichy. L’exemple des centrales d’Eysses et de Rennes, L’Harmattan, 2007.

 

La enfermería 

 

El régimen de Vichy había heredado un parque carcelario descuidado en el cual la higiene, aunada a la superpoblación carcelaria, lo hizo más y más paupérrimo. La alimentación, que ya era insuficiente antes de la guerra, se empobreció aún más con las penurias. También empeoraron la tuberculosis, la subalimentación, el frío dentro de la prisión y los maltratos durante estos años negros. En Eysses, se registraba una media de entre siete y ochos fallecimientos por mes, así como dos casos de tifus en 1942. Con la llegada en masa de resistentes en 1943, la situación se mejoró gracias a la práctica de una solidaridad alimentaria. Fue hábilmente organizada gracias a la complicidad del administrador así como a la movilización de los campesinos de la región. Lograron que los detenidos políticos ocuparan puestos clave, como la enfermería penitenciaria, dirigida por el doctor Paul Weil. A finales de 1943, la enfermería se transformó en locutorio libre entre los detenidos asignados a la enfermería y sus familias, lo que permitió establecer lazos con el exterior, en particular a través de la salida de cartas clandestinas.

 

Una radio clandestina 

En el local del dentista 

Las múltiples facilidades obtenidas con muchos esfuerzos por los detenidos ante la dirección de la Central, facilitaron la lucha por la conquista de la libertad. Cualquier relajamiento de presión, cualquier debilitación en la vigilancia interna les benefició muchísimo, especialmente para establecer contacto con la Resistencia exterior. Georges Dunoir, uno de los detenidos y dirigente del movimiento lionés Le Coq enchaîné (“el Gallo encadenado”), logró recibir una radio en piezas, escondida entre otros objetos anodinos. Unos quince días más tarde, el receptor de la radio funcionaba. Édouard Aubert, uno de los responsables de la enfermería, estaba encargado de su protección y uso. Primero, se escondía dentro del local del dentista, que quedaba desocupado pero cerrado con llave. Más tarde, fue escondido en varios lugares, en función de las inspecciones previstas. De noche, unos detenidos, entre los cuales Claude Leroy y Joseph Stern, lo sacaron para captar emisiones. Noticias de la Francia libre, emisiones desde Londres y Moscú eran relatadas y comentadas el día siguiente.