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La Celda

Lugar de aislamiento, de castigo o de relegación, las celdas del pabellón de aislamiento simbolizaban el sufrimiento carcelario. Además de la vetustez, de la insalubridad, de los olores de las letrinas, los detenidos, apiñados a tres o cuatro por celda (originalmente concebida para una sola persona) sufrían de frio, de hambre y de plagas de piojos; los jergones infestados colocados al ras del suelo hervían de parásitos… El morse permitía la comunicación con las celdas vecinas mientras que los grafitis grabados en las paredes representaban la memoria de horas de detención interminables… Durante la guerra, este tipo de celdas, como otras tantas, albergó varias categorías de detenidos. Entre ellos, decenas de resistentes llegados al inicio de 1943. Obtuvieron por parte del director Lassalle el ser reagrupados en el primer piso, con el fin de evitar cohabitar con los detenidos de derecho común ubicados en la planta baja, dado que el segundo piso estaba reservado a los “colaboradores” (acusados de espionaje por los alemanes): esa fue la primera reivindicación de los detenidos políticos de todas las prisiones francesas.
Fue en estas celdas que los resistentes corearon la Marsella entonada por sus 12 camaradas, en la mañana del 23 de febrero de 1944, antes de ser fusilados en el patio contiguo al pabellón de encarcelamiento.

Autores : comité de redacción - Traducción : Paulina Brault.
Fuentes : Asociación de Amigos de los antiguos detenidos patriotas de la Central de Eysses (Amicale des anciens détenus patriotes de la centrale d’Eysses), L’insurrection d’Eysses, éditions sociales, 1974. Corinne Jaladieu, La prison politique sous Vichy. L’exemple des centrales d’Eysses et de Rennes, L’Harmattan, 2007.